martes, 16 de febrero de 2016

¿QUÉ ES LO NORMAL O ANORMAL EN NUESTRAS PRÁCTICAS SEXUALES?





La tolerancia no implica una renuncia a nuestro modelo de sexualidad sino una plena aceptación del modelo de otros.





Las parafilias son el conjunto de prácticas sexuales que salen de lo convencional y el modelo cultural dentro del cual se practican las considera aberrantes. Se hace mención a las conductas parafílicas desde hace siglos siempre con una connotación negativa, como algo aberrante que se sale de lo normal. Pero, ¿qué es normal o anormal en sexualidad? Prácticas sexuales que en el pasado se consideraron como trastornos mentales, en la actualidad han dejado de serlo, incluso algunas sociedades ven unas prácticas sexuales como saludables y otras como inaceptables.

El término Parafilia, palabra griega proveniente de “para” (al lado, desviado) y “phileo” (atracción, amante), ha adoptado diferentes denominaciones a lo largo de la historia: perversiones sexuales, desviaciones sexuales, anomalías sexuales, alteraciones sexuales, conductas excepcionales, preferencias sexuales, variantes sexuales y parafilias. 

Las parafilias han sido prohibidas a lo largo de la historia e incluso penadas con la pena capital. Hoy hay más tolerancia al respecto y son practicadas más abiertamente, de manera que todo es posible entre personas que consienten, no es bueno ni malo, siempre que sea beneficioso, no atente contra los derechos de la persona y produzca bienestar.

El BDSM (Bondage y Disciplina, Dominación, Sumisión y Sadomasoquismo) engloba un gran número de prácticas que van desde la inmovilización hasta los castigos corporales. Quienes lo practican cruzan los umbrales de la humillación y del dolor, pero no resulta degradante, simplemente es una fuente diferente de obtener placer sexual.

El sadomasoquismo compartido en pareja es consentido y controlado y se diferencia del sadismo sin el consentimiento de la persona torturada que es grave y delictivo. El sadomasoquismo en pareja no suele ser ni lesivo ni delictivo, lo único es que el sádico tiene que encontrar a alguien que asuma el rol de masoquista, ya que no se suelen invertir los papeles.





Algunas parejas que practican “sexo vainilla”  incorporan juegos sexuales de este tipo de modo consentido y de esa manera evitan la rutina sexual y  alimentan su vida sexual.

La dominación-sumisión es la parafilia más practicada entre las parejas y consiste en obtener placer sexual actuando uno de dominador (que suele escoger el hombre) y el otro de sumiso (que suele escoger la mujer). Son rituales propios de esta modalidad la urofilia, la coprolalia, el bondage o el sadomasoquismo moderado, llevados a cabo dentro de una escenificación (médico-enferma, soldado-prisionera,…)  que justifica el acto en sí.

Detrás de una relación BDSM existe básicamente honestidad y confianza, las personas eligen estar ahí y pueden abandonar en cualquier momento. Se lo pasan bien los dos. Más allá de lo que pueda pensar la mayoría, es una experiencia bajo control, se sabe qué se hace, cuándo se hace y el resultado.

Antes las fantasías jamás se contaban a nadie. Cuando convivimos en pareja acabamos rutinizando ciertos estímulos y éstos acaban por no producir la misma activación neurológica y no obtenemos el mismo placer, esto nos lleva a cambiar, a alternar con nuevos estímulos que nos despierten los sentidos.

Es difícil librarse a corto plazo del lado oscuro de las parafilias si aceptamos como límite de lo permisible sólo aquello que practicamos nosotros mismos, ¿estamos siendo realmente tolerantes? La tolerancia no implica una renuncia a nuestro modelo de sexualidad sino una plena aceptación del modelo de otros.

 ¿SexDisfrutamos?           

No hay comentarios:

Publicar un comentario